No hay mejor manera de decir lo que tan bien dice un estimado Pastor: "¿Tienes pulso? Tienes un propósito". Adopto plenamente esa enjundiosa expresión, y espero que resuene en ti.
¿Siente a veces que sus mejores días han quedado atrás? ¿Demasiadas oportunidades perdidas, demasiados giros equivocados? ¿Demasiado avanzado en un estilo de vida que sabes que no es el ideal, pero con el que te has acomodado, o incluso demasiado viejo o encastillado como para hacer cambios?
No está solo en su miedo o falta de fe en la posibilidad del cambio.
Empecemos por esto: te has levantado esta mañana.
Si lo hiciste con todas tus facultades intactas, o con la resaca de una noche que apenas recuerdas, o con la culpa constante que pende sobre tu cabeza o alrededor de tu cuello... no importa. Estás aquí y respiras. Eso significa que aún hay esperanza para ti. Puedes hacer un cambio, y hacer algo diferente, significativo. Puedes cumplir el propósito de Dios para tu vida. Él tiene la esperanza continua de que puede trabajar contigo para lograr algo en el mundo.
Le prometo que este no es un mensaje para sentirse bien que no tiene en cuenta sus terribles circunstancias actuales.
Sepa esto: no importa cuán lejos de su sueño de una vida digna se haya convertido su vida, cuán sin sentido, insatisfecha o llena de arrepentimientos se haya vuelto su vida, usted tiene un propósito dado por Dios para estar en esta tierra. No importa cuánto se haya desviado tu vida de lo que esperabas que fuera. El viaje no ha terminado si tú no quieres; puedes volver al camino correcto, pero sólo si quieres. La voluntad de hacerlo es tuya; debes estar dispuesto a hacer un cambio y elegir el cambio, pero el poder para llevar a cabo el cambio deseado, Dios lo suministrará.
¿Estás dispuesto?
En el libro de los Hechos, la Biblia presenta a un hombre llamado Saulo, israelita de la tribu de Benjamín, de la secta de los fariseos, docto en la ley y demasiado ambicioso para su propio bien. En el período posterior a la resurrección de Jesucristo, cuando nació la Iglesia, nadie podía estar más lejos de la voluntad de Dios que Él. Queriendo sobresalir en la religión del judaísmo en la que se había criado y formado, estuvo en la vanguardia del movimiento para erradicar el cristianismo de la faz de la tierra. Al igual que sus compatriotas, creía que la forma de hacerlo era detener a los cristianos y torturarlos o matarlos. En su celo, decidió ir fuera de Judea, a Siria, donde los cristianos perseguidos habían ido a esconderse. Pidió y recibió autorización de los dirigentes de su tiempo (los sumos sacerdotes) para arrestar a esos cristianos y llevarlos encadenados a Jerusalén para ser castigados.
Tras un encuentro espiritual con Jesús, abandonó su ambición y su plan de ascender en la carrera de Derecho que había elegido, para hacer lo que Dios quería. Estaba muy lejos de lo que había imaginado. El abogado se convirtió, como él decía, en "el despojo de todas las cosas" y en un espectáculo. A pesar de los malos tratos que sufrió a manos de los gobernantes del mundo entonces conocido mientras predicaba la buena nueva de la muerte y resurrección de Jesucristo, pudo decir al final de su vida que había cumplido su propósito.
¿Y tú?
Comienza reconociendo que te has alejado de Dios y de Sus caminos. Continúa con tu decisión de apartarte del camino en el que estás y del que no te sientes orgulloso. Vas más allá diciéndole esto a Dios en oración, confesando que eres un pecador, lejos de Dios y de Sus caminos; luego pides la salvación que Él ofrece a través de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo.
Comprométete a vivir en obediencia a Él. Aprenda acerca de Él a través de la comunión con otros creyentes y busque conocerlo a través de Su Palabra.
Elige Su camino sobre el tuyo y todo lo que sea contrario al Suyo. Él nunca te rechazará. No te ocultará Su voluntad (Juan 6: 37, 40). Él te enseñará con alegría y dulzura cómo vivir con propósito. Él te guiará hacia una vida con propósito (Mateo 11:28-30).
Empieza por ti, y empieza hoy si te dejas guiar por Él.
Ya puedes irte.
