Modo oscuro Modo claro

Pequeñas piedras, grandes ondas

"Están siendo tan mezquinos". 

¿Alguna vez ha sentido que no merecía ser criticado o juzgado porque lo que recibió la crítica era tan pequeño que la gente "más grande" debería haberlo disculpado? No está solo en esta autojustificación. 

¿Es posible que el hecho de clasificar los comportamientos erróneos en una escala que va de lo "muy grave" a lo "apenas incorrecto" nos permita excusar fácilmente nuestros errores, calificándolos de meros inconvenientes y no de infracciones graves por las que debamos ser juzgados? 

Muy pocos de nosotros consideramos que nos equivocamos cuando llegamos tarde a las citas; tampoco perdemos el sueño porque concertamos una cita para vernos con alguien pero no pudimos cumplirla. Excusamos nuestro mal comportamiento porque argumentamos que surgió algún otro asunto urgente.

Nos mantenemos firmes en nuestra opinión de que ausentarse de un trabajo por el que se cobra, o incluso de una tarea no remunerada que se ha prometido hacer, es "una de esas cosas" que pasan. 

Imaginamos que seguramente no hará añicos pasar información que uno ha recibido sobre otra persona, sea cierta o no, sobre todo si esa persona no es muy agradable.

Apenas pensamos en el daño que puede causar "una mentirijilla piadosa", sobre todo cuando aparentemente no afecta a nadie.

Tampoco nos castigamos por no haber cumplido una tarea asignada o asumida. Razonamos que siempre hay un mañana para un trabajo que hacer, una promesa que cumplir, una necesidad que satisfacer.

¿O no?

Estos fallos aparentemente intrascendentes, que apenas consideramos dignos de consideración, no sólo pueden afectar a la forma en que nos ven las personas de nuestro entorno, sino que pueden repercutir negativamente en la suerte de otras personas de nuestra misma procedencia, o incluso de nuestro mismo sexo. Por ejemplo, un empresario que haya observado tu propensión a llegar tarde y tu incapacidad para acudir a las citas y realizar las tareas asignadas a tiempo o en absoluto, puede calificar tu comportamiento de estereotipado. Esto puede afectar negativamente a la siguiente persona con tus mismos antecedentes, e impedirle obtener una ventaja que de otro modo habría estado a su alcance.

Aunque hay que reconocer que el mundo está lleno de personas poco amables y críticas, a menudo somos nuestros propios enemigos, pues nos ponemos en dificultades y en posiciones poco envidiables por las cosas que hacemos o permitimos.

Recuerda que la sociedad tiene normas que deben respetarse para que la vida discurra con normalidad.

 Como miembro de la comunidad en la que vives o trabajas, se espera que las cumplas. Estas normas pueden ser de tal naturaleza que su incumplimiento difícilmente derrumbe el techo de una persona, pero su incumplimiento irá erosionando poco a poco la confianza, el respeto y/o la estima en que se le debe tener. 

De hecho, estas pequeñas "naderías" a veces destruyen las grandes cosas que te propones conseguir y a las que dedicas tanto esfuerzo y empeño.

Mi difunta madre tenía un dicho: "Tu inteligencia puede encontrarte un trabajo, pero tu carácter te echará". 

Reflexionemos sobre estas cosas...   

Manténgase informado

Al pulsar el botón Suscribirse, confirma que ha leído y acepta nuestra Política de privacidad y Condiciones de uso.
Añadir un comentario Añadir un comentario

Dejar una respuesta

Previous Post

Como ayuda

Entrada siguiente

Cuidado con la hora, por favor.